miércoles, 3 de diciembre de 2008

El carrizo en Suchilquitongo[1]

La comunidad de Santiago Suchilquitongo, como otros muchos pueblos de los Valles Centrales de Oaxaca, ha ocupado al carrizo desde hace mucho tiempo para la elaboración de diferentes artículos necesarios para el hogar, el campo así como también para las fiestas. Para la construcción de las casas, el carrizo ha sido utilizado desde tiempos prehispánicos.

Esta planta crece en abundancia en las márgenes del río Atoyac, que atraviesa la población y requiere de muy poco cuidado para su desarrollo. De estos lugares es comprado, cortado con una barreta y transportado hasta los lugares donde será aprovechado. Los artesanos dicen que el carrizo debe ser cortado en luna llena, para que dure más tiempo.

En los techos de las casas es útil para hacer el enjaulado, una especie de armazón para sostener las tejas. Hay cercos de casas de este material que torteados con lodo llegan a durar muchos años.

Un tratamiento más cuidadoso del carrizo es requerido para la elaboración de los diversos artículos creados por los habitantes de Suchilquitongo quienes combinan su tiempo en los trabajos agrícolas con dicha artesanía.

Los artesanos muchas veces han tenido que aprender con la ayuda de otras personas -algunas veces de los mismos familiares- para poder trabajar el carrizo.
Los artesanos primeramente tienen que escoger los carrizos adecuados para los artículos que vayan a elaborar y que una vez limpios, son expuestos al fuego para su rápido secado; de no hacerlo así, se vuelven muy quebradizos y el producto final no queda tan macizo y “se desmaya”. Enseguida, el carrizo es rajado utilizando un cuchillo, de esta operación se obtienen diferentes grosores dependiendo del objeto que se elaborará.

Posteriormente, los carrizos con el mayor grosor o el carrizo entero machacado con un mazo de madera se cortan de acuerdo al tamaño del artículo a manufacturar y colocados unos sobre otros, forman una especie de estrella, que servirá para el armazón. Después se utilizan los más delgados para ir entretejiendo la base y posteriormente el cuerpo hasta la altura necesaria. Por último se les da el acabado adecuado a los bordes.

Entre los productos de carrizo, los pizcadores son los más resistentes por el uso rudo que se les da. Estos son utilizados para recoger la mazorca u otros productos y transportarlos muchas veces a grandes distancias.

A los enseres de carrizo se les ha dado los más diferentes usos: para “presentes”, para fruteros, como “laditos”, canastas para el mandado así como floreros, que reciben un tratado más fino. Algunos otros artículos elaborados con carrizo, pero siguiendo diferentes técnicas son: flautas, pistolas o rifles, bases para ollas, copitas de mezcal, pitahayeras e incluso sombreros.

Esta diversidad de productos artesanales, son comercializados en la misma comunidad y en otros lugares. En Santiago Suchilquitongo hubo un apogeo en la producción y venta durante las décadas de 1940 y 1950 cuando se exportaban canastos fruteros a los Estados Unidos.

Así, los artesanos de esta comunidad han venido creando desde hace mucho tiempo, diversos artículos con carrizo contribuyendo a la economía familiar y enseñando a las futuras generaciones a conservar y hacer estar artesanías tan necesarias en la vida diaria de los pobladores.






[1] Basado en un texto de Constantino Valeriano, quien a su vez se basó en la información de las cédulas sobre la artesanía de carrizo en la Sala de Artesanías del museo comunitario de Suchilquitongo.